Representaciones y atributos


Algunas Representaciones y Atributos Clásicos
Atenea fue representada en obras de arte con frecuencia, pero fue Fidias quien estableció su tipo ideal en tres estatuas, las más famosas, erigidas en la Acrópolis de Atenas:

• La colosal estatua criselefantina (labrada en marfil y oro) de Atenea Partenos, de treinta pies de altura (con el pedestal), ubicada en el Partenón. La diosa era representada llevando una larga túnica que le caía hasta los pies, y sobre su pecho tenía la égida con la cabeza de la Gorgona. Tenía un casco en la cabeza y llevaba en una mano una Niké de seis pies de alto, y en la otra una lanza, con la que apoyaba contra un escudo adornado con escenas de las batallas de las Amazonas con los Gigantes. A sus pies tenía una serpiente.

• La estatua de bronce de Atenea Promacos, fundida de los expolios de los atenienses en la batalla de Maratón, ubicada entre los Propileos y el Erecteión. Las proporciones de esta estatua era tan enormes que la brillante punta de la lanza y el penacho del casco eran visibles para los marineros que se aproximaban al Pireo desde Sunión.

• La Palas Lemnia, así llamada porque había sido dedicada por los clerucos atenienses de Lemnos. El atractivo de esta estatua le ganó el apodo de «la hermosa». Como la anterior, era de bronce, y al representar a Atenea como diosa de la paz, no llevaba casco.

También se conservan un gran número de representaciones de Atenea en estatuas, bustos colosales, relieves, monedas y vasijas pintadas.
Su atuendo suele ser la túnica espartana sin mangas, sobre la que viste una túnica, el peplo o, aunque raramente, la clámide. La expresión general de su figura es meditabunda y seria, su cara es más ovalada que redonda, su pelo es rico y generalmente peinado hacia atrás sobre las sienes, flotando libremente por detrás. La figura completa es majestuosa, y más fuerte que esbelta: las caderas son pequeñas y los hombros anchos, de forma que en conjunto recuerda de algún modo una figura masculina.
La Atenea pensativa es un relieve fechado sobre el 460 a. C. que representa a una Atenea cansada descansando sobre una vara.

El nombre de Atenea se perpetuó en la ciudad de la diosa, que a través de los milenios sigue en pie, mostrando con orgullo los restos del Partenón. En honor de la diosa, también, se llamó "ateneos" a los centros de cultura y de saber, ya desde el principio de nuestra era. El emperador Calígula fundó el primer ateneo en Lyón. El año 135 Adriano fundó otro ateneo en el Capitolio de Roma, y siguieron a lo largo de la historia instituciones nobilísimas dedicadas al saber denominadas ateneos para recordar a Atenea, la diosa de la sabiduría.

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